domingo, 24 de mayo de 2009

Zaragoza, la acogedora



Zaragoza pierde su encanto cuando deja de poder pasearse por ella.

Cuando las distancias con los barrios nuevos, poco comunicados por autobuses con frecuencias, que aunque se intentan mejorar, topan con las obras cíclicas de reparación y conservación (de las que nadie está libre) y la mala planificación de las nuevas infraestrucutras (agua, vertido, luz, gas, telefonía, etc.).

Obliga a utilizar el coche en algunos desplazamientos, que por lo novedoso, obligan al uso del navegador o a perder excesivo tiempo en la pesadilla de las rotondas.

Si se busca la tranquilidad: el paseo mientras se observan con detenimiento escaparates, parques, plazas y se para en alguno de los abundantes bares que la pueblan, con especialidades diversas y otras exclusivas y originales.

Se han recuperado y restaurado monumentos y se han abierto nuevos museos como el de Historia y se está mejorando el de la Plaza de los Sitios, a la espera de poder realizar el proyecto del "Espacio Goya".

Se han realizado grandes despropósitos como el del Teatro Fleta y se han perdido culturalmente tradiciones como la danza y el ballet y falta un espacio específico para grandes representaciones de ópera, que es lo que "se vendió" con la reforma del "Fleta" convertido en una vergonzosa ruina para cualquier persona cabal y amante de la cultura.

Los espacios creados con la Expo 2008, parecen mantener la "provisionalidad" y falta potenciar el Acuario, las aguas bravas y el uso de los edificios que ha decaído en las expectativas creadas por el frenazo económico del ladrillo tras publicitarse la existencia de la crisis que ya veníamos soportando quienes ni producimos ni manejamos "dinero negro" ni mantenemos una creativa contabilidad empresarial.

La falta de confianza en otorgar la responsabilidad de los puestos de decisión a nuestros propios vecinos dejando que esa responsabilidad venga seleccionada desde Madrid u otros centros de poder que desconocen nuestras particularidades y nuestro tradicional sentido común para "no estirar el brazo más que la manga", nos han endeudado hasta las cejas para que quienes nos gobiernan "sean muy expléndidos con el dinero de todos", inviten y saquen pecho mientras paga y pagará el pueblo de Zaragoza, y el de Aragón desde que las desaveniencias personales entre Ayuntamiento de Zaragoza y D.G.A. se dejaron a un lado en mor de un negocio propio de trileros por los que se han ido dejando embaucar.

Zaragoza como ciudad, es la sede del palacio de la Aljafería (de la alegría, según traducción literal), toda la ciudad debería disfrutar por entero de esa alegría, pero los muros desinformativos y el escaso apoyo económico al crecimiento razonado, ponderado y duradero de empresas con denominación de origen zaragozana y/o aragonesa, han sido enterradas por dudosas ayudas de apoyo mediante un chantaje constante de multinacionales o empresas comisionistas que "se las llevan" y "no las ponen".

La ciudad y sus ciudadanos se merecen el bienestar por el que luchan cada día, y reciben los sinsabores edulcorados con fiestas partidistas o minoritarias, para las que los bolsillos y carteras de a pié no alcanzan si no es devolviendo "los favores".

¡Lástima que el cierzo no se lleve toda la porquería!

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